viernes, 27 de diciembre de 2013

Conoce a los Icónicos: Balazar

Aquí teneis un regalo tardía de la mano de Paizo.

Ilustración del gran Wayne Reynolds
La década final de la Era del Entronizamiento trajó esperanza e innovacióna la gente de la región del Mar Interior. Al norte, exploradores chelios de Korvosa fundaron la ciudad de Magnimar. Al este, Taldor y Qadira alcanzaron una paz precaria después de siglos de enfrentamientos y guerra abierta. En los traicioneros Deshechos de Mana al sur, refugiados que huían de una persecució en Nex establecieron el Ducado de Estrella de Alken como un faro de luz y progreso en un mar de locura deformada por la magia. Y no muy lejos, en Quantium, la capital de Nex, los Archiseñores adoptaron a un niño gnomo huerfano llamado Balazar en su escuela más prestigiosa de enseñanza mágica.

Estudiantes decididos de los galimatías y escritos del achimago hace mucho perdido que fundó esta nación, los Archiseñores descifraron códigos y textos en los márgenes de libros de conjuros recientemente descubiertos y concluyeron que "los hijos del Primer Mundo" jugarían un papel importante en la administración mágica del reino del mago que se había marchado. En los años anteriores a la muerte de Aroden, las profecías era una moneda mucho más valiosa en las tierras del Mar Interior, y en el 4601 los Archiseñores obsesionados con la tradición purgaron las comunidades gnomas que infestaban sus ciudades preciadas en busca de gnomos jóvenes para utilizarlos. Para impedir que sus grandes obras cayeran víctimas de lo que consideraban una raza caótica e indigna de anarquistas parecidos a niños, los magos solo arrebataron a los niños gnomos más jovenes (y por ello sus mentes menos corrompidas) a sus padres, encarcelando o destruyendo a familias con el temor de ir contra los dictados del mago que había fundado la nación y que declaró la ciudad abierta a todas las razas hace tanto tiempo. Para los Archiseñores, cualquier resistencia gnoma era una revolución contra los ideales de la nación misma, similar a la tración.

Para el 4606, el dios humano Aroden estaba muerto, el poder de las profecías estaba destruido y el experimento eugenesico de los Archiseñores estaba dirigiendose hacia el fracaso absoluto.  Cuando esta progenie huerfana alcanzó la madurez en las décadas siguientes, trajeron caos y desastre a las academias mágicas de Quantium. Y en el centro de ese caso se hallaba Balazar: un joven impulsivo con un temperamento igual a la ferocidad rojo brillantre de su prodigioso bigote, una cerilla encendida sobre un cama de paja. 

En los primeros años de su educación, Balazar  no revelo casi ninguna perspicacia mágica, prefiriendo pasar sus días gastando bromas alegres a sus compañeros y profesores en vez de someterse al estudio meticuloso del plan de estudio de los Archiseñores.  Cuando una de tales bromas dio como resultado que la torre de un profesor se convirtierse en un ser vivo de piedra elemental (gracias en parte a una misteriosa roca brillante robada de las críptas de la escuela), Balazar y tres compañeros gnomos fueron expulsados de la academia, exiliados de Quantium y enviados en el primero vagón de un tren hacia Ecanus, la extensa ciudad al sur cuyas forjas de la carne mundialmente famosas expulsaron una legión horrores que reforzaron los ejércitos de Nex y aterrorizaron a su sórdida campiña.  

La comisión Ecanus estaba pensada exclusivamente como un castigo, pero los señores de la ciudad acogieron a los gnomos con los brazos abiertos, ansiosos por que sus actitudes poco convencionales, su creatividad sin limite y sus obsesiones impredecibibles podrían ayudarle a conquistar uno de los misterios más impenetrables de las inmensas forjas de carne. Ya que muy profundo dentro de los dungeons bajo el complejo militar, en una habitación diseñada por el Archimago Nex mismo, había una brecha extraplanar conocida como la Sima del Vacío, un pozo de lados lisos y brumas multicolores empalagosas que habían enloquecido a todos aquellos que anteriromente habían mirado a su interior.
Uno por uno, los compañeros gnomos de Balazar miraron dentro del abismo, y uno por uno perdieron su tenue contacto con la realidad. Balazar presenció con horror como el color era extraido de su piel y pelo, como si toda su vida desde el nacimiento hasta el blanqueamiento transcurriera en el lapso de unos instantes. Cuando la tensión emocional fue demasiado grande y los gnomos gritaron de angustia, los despiadados profesores de las forjas de carne les empujaron hacia el foso, donde sus gritos pronto se desvanecieron bajo los remolinos brumosos. Si los gnomos no podía descubrir el propósito de la Sima del Vacío, razonaron los administradores, quizás un sacrificio a los poderes desconocidos más abajo podrían conseguirlo. 

Cuando estaba al borde el precipicio del Vacío, Balazar se preguntó si quizás debería haber estudiado con más ahínco en la relativa comodidad de las academias de Quantium. A regañadientes, echó un vistazo al miasma y sintió las energías extrañas de la Sima infilstrándose en su mente. Peor aún, escuchó las voces susurrantes en las brumas, llamándolo y pidiéndole que diese un paso sobre el borde. Al principio creyó que las voces eran las de sus compañeros gnomos perdidos, los llamó de nuevo uno por uno a medida que incluso el color desaparecía de su pelo y sentía que su mente se les escurría. Pero las voces no eran las de sus amigos. Pertenecían a... otra cosa.

Fue necesaria toda la concentrción limitada de Balazar para separar las voces unas de otras. Algunas estaban enfadadas, ordenando que las dejaran solas. Otras atraian con palabras melosas de un olvido dulce. Pero una voz entre el tumulto habló suvamente y llanamente. "Te ayudaré" dijo con tonos tranquilizadores. "Dame forma y permitime abandonar esta prisión, y tú y yo nos convertiremos en uno".  

Con las manos de los administradores  de las forjas de carne sobre sus hombros, a punto de darle el último empujón que le enviaría hacia la nada, Balazar intentó imaginarse que aspecto tendría la voz. Pensó en una criatura con un cuerpo serpentino inmenso, con garras afiladas y escamas horribles. Y, quizás porque no había comido en un día y cada vez tenía más hambra, se imaginó que la voz hablaba a través del pico de un pollo monstruoso. Y entonces, justo en el momento que sintió tensarse los musculos de sus captores para el último empujón, la criatura que había imaginado surgió de la Sima del Vacío con una forma muy real y muy palpable, soltando un terrible grito de pájaro y deslizándose a través del aire con una gracia serptentina. Sus garras desgarraron los cuellos de los administradores, su pico terrible destrozando sus ojos incrédulos. Y todo mientras con tonos tranquilizadores que solo él podía oír, le habló. "No tengas miedo pequeño", dijo. "Estabamos destinados a estar juntos".

De algún manera, Balazar y la entidad pájaro que se hacía llamar Padrig consiguieron huir de las forjas de carne, de Ecanus e incluso de Nex. Mientras huían por la costa occidental de Garund en una sucesión de veleros mercantes y contrabandistas, Balazar y Padrig estrecharon aún más los lazos de amistad. Padrig le explicó que era un ser sin cuerpo conocido como eidolon, y que sólo Balazar podía darle forma y esencia debido a la afinidad de sus mentes y almas. Mientras el gnomo iba desde Nex a Katapesh a Absalom, Balazar iba mejorando su habilidad para cambiar la forma de Padrig para añadir más patas, alas terribles y otros rasgos que encajaban perfectamente con las situaciones de peligro a las que se enfrentaban. Cuando las cosas se volvían demasiado peligrosas para ser visto con una criatura mágica o cuando la descrección era más importante que la protección, Balazar despedía a Padrig hacia algún agujero extraplanar oculto, solo para convocarlo una vez más a su lado cuando le necesitaba. 

Aunque una gran cantidad del espíritu travieso del joven Balazar aún persiste, los horrores de la Sima del Vacío le persiguen aún hoy en día. A menudo los otros gnomos confunen su pelo blanco tieso con un sintoma del perverso blanqueamiento que amenaza a toda la raza gnoma, pero a lo largo de sus constantes e incansables viajes, Balazar sigue igual de ansioso y lleno de vida como cualquiera de sus parientes gnomos más saludables. Cuando los otros gnomos preguntan sobre su "condición" con la mejor de las intenciones, a veces Balazar se pone de mal humor, chistando a sus posibles ayudantes y diciéndoles que se metan en sus asuntos.

La intimidad es muy, muy importnate para Balazar, ya que los magos nexianos a los que traicionó no han olvidado su dominio singular de la Sima del Vacío. Agentes de los Archiseñores de Nex le pisan los talones tras cada parada, empujándole cada vez más allá con cada estación. Balazar sabe que cada parada nueva, aunque temporal, le proporcionará una gran oportunidad para aprender cosas nuevas, y para conocer a gente nueva, para dominar al arte mágico que siempre le ha evitado en Nex, y para honrar y a los amigos y compañeros que abandonó tras de sí. A pesar de los momentos ocasionales de reflexión sensiblera por todo lo que ha perdido, Balazar se conforta con la amistad durarera con el eidolon que rescató del olvido hace tanto tiempo. Mientras viaje con Padrig, sabe que nunca estará solo.

Erik Mona
Editor